jueves, 2 de abril de 2009

CONCLUSIÓN

•Es ilógico pensar que los publicistas están pagando grandes cantidades de dinero por una forma de publicidad que no existe.
•De la inmensa avalancha de publicidad que recibimos al día, la mayor parte de los mensajes no llegan a la “audiencia meta”.
•La publicidad apela a modelos estéticos y socialmente deseables, en este sentido cada vez es más corriente atentar contra la dignidad de la mujer para convertirla en objeto.
•Los mensajes subliminales no determinan el comportamiento del comprador, pero lo pueden condicionar.
• Todas las personas tenemos la capacidad de rechazar la multitud de mensajes que se nos presentan, si van en contra de lo que creemos, pensamos o necesitamos.
• También existe publicidad de excelente calidad estética e intelectual, capaz de alegrar mediante el ingenio, buen gusto y diversión que puede brindar.



Editado por: Anna Pérez Bassons

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